En los anales de las revistas de estudios administrativos se pueden encontrar ya a mediados del siglo XX propuestas de tratamiento y acceso a la información de la Administración General del Estado, y de la tecnología asociada para acceder a ella. Esta evolución está sujeta a la definición de una serie de periodos en los que se auna uso de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones, factores impulsores de la innovación tecnológica ofrecida (por ejemplo la transposición de directivas de la Unión Europea), factores y procesos afectados, marco legal de ejecución, y desarrollo de líneas metodológicas o marcos (por ejemplo el marco de interoperabilidad, la definición de métricas específicas para la Administración), etc. La introducción de las nuevas/ viejas Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones no ha sido una apuesta inmediata ni definitiva por parte de la Administación General del Estado, ya que la consideración de este factor ha estado siempre unida a la alteración de otros factores como el Diseño Orgánico, los Recursos Humanos, el factor procedimental, el factor presupuestario, y el mismo factor tecnológico en forma de Hardware y Software. Sin embargo esta introducción ha conllevado una mentalización paralela de que se trataba de algo inevitable y de que se trataría de una apuesta por ellas que debía ser extendida y coordinada con otros niveles territoriales, de acuerdo con el proceso de proceso de desconcentración de poderes y descentralización política y administrativa emprendido en España. El futuro no es ni mucho menos incierto. Los avances técnicos van haciendo posible la superación de los medios en los que se materializa la innovación, y se pretende por un lado la seguridad legal y la procedimentación asociada a su uso, y por otro la seguridad técnica que lo hace posible. Un claro ejemplo de ello es el uso de la Nube, un concepto que identifica la existencia de un centro de conocimiento relacionado con la Administración pública, y su alojamiento y acceso a través de Internet Al mismo tiempo la posibilidad de que los ciudadanos utilicen esta tecnología para obtener mejoras evidentes en el ahorro de tiempo y el control de la información, concluyen en una certeza de que la participación en los asuntos públicos, la transparencia informativa y la mejora de la gobernabilidad pueden ser realidades, y no planteamientos técnicos en el siglo XXI.
