Vivimos en un mundo complejo, cuyas relaciones humanas diariamente, minuto a minuto adquieren y mutan en nuevas estructuras y valores, es bajo este ámbito vertiginoso, en que lo productivo y necesario adquiere un mirada utilitarista de los hombres y mujeres, que en ocasiones –muchas- quedan vacíos de contenido ético moral. Recurrir a la disciplina de la bioética, desde su ámbito fundamental, como disciplina que estudia la definición y las cuestiones epistemológicas relativas a la ética del desarrollo humano, su fundamentación antropológica y moral y las distintas corrientes de bioética, resulta una herramienta concreta al debate sobre las relaciones laborales de nuestros adultos “jóvenes”. Es aquí cuando la bioética aplicada a casos o creación y consideración de leyes concretas buscando soluciones prácticas al hacer de la vida en sociedad, y que tiene a su vez una parte de fundamentación que entronca con la filosofía del derecho y con la bioética fundamental con otros matices, que nos permite entender desde otra perspectiva esta las relaciones laborales en el mundo del trabajo, ya no como un mero instrumento productivo. En el contexto, las desigualdades e inequidades producto de relaciones de trabajo irregulares, legislaciones fragmentadas y discriminatorias de algunas actividades laborales y mercados laborales cerrados, falta o bajas oportunidades laborales para sectores vulnerables, o de baja calificación o por edad, sexo etc., muestran un deterioro de la calidad de vida, de la integridad y dignidad de los hombres y mujeres que, nos obligan a establecer una agenda con prioridades y abrir al debate sobre ello. La realidad, como describimos precedentemente es polifacética en sentido estricto, posee numerosas caras y aspectos desde los cuales ésta puede ser observada, por tanto integrar a la bioética y la necesidad de una reflexión filosófica que ofrezca los fundamentos antropológicos y una reflexión ética constituye un gran desafío. Para ello resulta fundamental, volver a pensar en los derechos humanos esenciales del hombre, considerar a la bioética en un contexto de recuperación de la dimensión filosófica-humana y ética que acompañe, conjuntamente, al estudio y desarrollo científico y tecnológico, productivo que proyecte y active acciones considerando el desarrollo ético y moral de la persona, y su dignidad. Para nosotras, el presente trabajo, apunta a generar conciencia de las relaciones laborales y el mercado laboral de aquellas personas que siendo adultas hoy se ven excluidas del mercado laboral, o en casos de poseer trabajos, o tener una propuesta laboral, obtienen una mirada de exclusión o desinterés por su edad, pasando a ser su mayor potencial, la experiencia de vida, su mayor infortunio laboral. En el afán de promover otra perspectiva o mirada, presentamos este trabajo. Cualquiera que deja de aprender es viejo, ya tenga 20 años u 80. Cualquiera que sigue aprendiendo se mantiene joven. Lo mejor de la vida es mantener a tu mente joven.-Henry Ford.
